Ante un tema de medio natural o social (por ejemplo "El Imperio romano") debemos huir del propio título del tema como un objetivo general y hay que pensar en términos de objetivos más concretos.
Para ello debemos hallar objetivos de aprendizaje que vayan más allá del simple concepto de "aprender sobre los romanos" (siguiendo el ejemplo anterior).
Para ello, quizás sería ideal establecer objetivos más concretos y ambiciosos: "Entender el impacto del Imperio Romano en el mundo de su época y la nuestra" para luego llegar a una gran pregunta que guíe todo el tema, a modo de misterio que debe ser resuelto: "¿Qué cosas hemos heredado en nuestra sociedad de ese imperio?"
Con ese "misterio" planteado, conectar los diferentes conceptos, materiales y acciones es más sencillo, pues se trata de irlos conectando de modo que ayuden a responder a esa gran cuestión planteada. Eso guiará nuestro enfoque del tema. Podemos conocer el Imperio Romano desde un punto socio-cultural (quizás sería el idóneo en este ejemplo), pero según qué misterio hayamos planteado, podemos explorarlo desde un punto geográfico, político o biográfico ("¿Qué importancia tuvo Julio César para la humanidad?", por ejemplo).
Esto, al mismo tiempo, nos ayuda a prescindir de aquellos contenidos que quedan muy lejos de poder contestar y ayudar a resolver el misterio planteado. Conectar cada contenido volviendo a la Gran Pregunta va a ayudar a establecer las conexiones en un todo coherente desde el que poder construir un relato, evocándolo, esquematizándolo y llegando a conclusiones a partir de las evidencias trabajadas.
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